Para hacerlo, primero necesitamos conocer algunos conceptos básicos. Imagina que internet es como una enorme ciudad y los sitios web son casas en esa ciudad. Cada casa tiene una dirección única (URL) para que las personas puedan encontrarla. El DNS (Domain Name System) es como el sistema de correo de esa ciudad, encargado de traducir esas direcciones únicas en coordenadas (direcciones IP) para que los dispositivos puedan encontrar y acceder a los sitios web.
Cuando cambias el DNS de tu dominio, básicamente estás actualizando la información de dirección de tu "casa" en el sistema de correo (DNS). La propagación de dominios es el proceso mediante el cual esta nueva información se actualiza y propaga en todos los servidores DNS de la "ciudad" (internet).
Imagina que has decidido mudarte a una nueva casa en la ciudad y le dices a tu servicio postal local (tu proveedor de DNS) que actualice tu dirección. Ellos, a su vez, pasan la información a otros servicios postales (otros servidores DNS) en la ciudad. La propagación de dominios es como el tiempo que tarda en correr la voz entre todos los servicios postales hasta que todos estén al tanto.